Un esqueleto puede hacernos pensar en enfermedad y muerte. Con frecuencia simboliza peligro o veneno. Pero sus huesos están vivos y coleando, y una buena salud ósea comienza a nivel celular.
Su esqueleto está lleno de células, cada una con una función especial. Las células de sus huesos crean todo, desde hueso nuevo hasta la sangre que se bombea a través de su corazón. Sin embargo, nuestro principal enfoque aquí estará en los componentes estructurales de su anatomía ósea.
Existen tres tipos de células: Osteoblastos, Osteocitos, Osteoclastos que ayudan a mantener la integridad de los huesos. Sus nombres nos ofrecen información importante acerca de su función. Es importante entender cómo operan las células óseas. Conocer la manera en la que funcionan sus huesos puede explicar cómo es que los frenillos enderezan los dientes y cómo es que sanan los huesos rotos.
Las células óseas se regeneran a un ritmo bastante excepcional. Es un mito eso de que solo tenemos un esqueleto a lo largo de nuestra vida. De hecho, nuestro esqueleto se reemplaza por completo entre cada 2 y cada 12 años, dependiendo de la edad. Se regenera con mayor rapidez cuando uno es joven, y se desacelera con la edad. Sin esta regeneración, los huesos debilitados por fracturas previas o por estrés mecánico constante jamás se repararían. En lugar de eso, estas regiones crecen para mantenerse más fuertes que nunca.
Esta constante regeneración y sustitución debería darle esperanza. Cada día es una nueva oportunidad de ayudar a su esqueleto. Así que nunca es demasiado tarde para desarrollar hábitos de prevención que protejan su salud ósea.